Reciclar. Compramos, separamos y tiramos a
donde nos dicen. ¿Pero qué pasa antes y después? El libro Cradle to
cradle (“De la cuna a la cuna” en español) ponen el ejemplo de una
lata de refresco:
El
aluminio es otro material valioso pero constantemente infraciclado. La típica
lata de refresco consta de dos tipos de aluminio: el casco se compone de una
aleación de aluminio, manganeso y algo de magnesio, sin embargo las coberturas
y las pinturas, y la parte dura superior es de una aleación
de aluminio y magnesio.
El caso
papel es un ejemplo claro:
Dado que
no fue diseñado pensando en su reciclaje, el papel requiere de procedimientos
intensivos de blanqueado, así como otros procesos químicos, para que pueda
volver a ser blanco en su reutilización.
El
problema ya no recae solo en la calidad de los productos reciclados, sino en el
propio proceso de reciclaje.
Otro caso,
los hornos de arco eléctrico que reciclan el acero secundario para materiales
de construcción son actualmente una gran fuente de emisiones de dioxinas, un
triste efecto colateral para un proceso supuestamente provechosos para el medio
ambiente.
¿Qué
significa infraciclados?
En el
reciclaje convencional se funden juntos, produciendo un material más débil, y
por tanto menos útil. Los
productos suelen ser más débiles y contener mayores aditivos tóxicos para tener
una apariencia de producto nuevo.
Reutilizar. Aunque no pensemos en el medio
ambiente a la hora de actuar, sale instintivamente guardar el aceite de
las patatas fritas para otras comidas, o regalar cuando nos quedan pequeños los
zapatos, ropa a nuestro hermano o hermana menor, etc.
Reducir. Plásticos y cartones tenemos en
grandes cantidades, residuos que los vamos a utilizar en nuestras casas, con
una pequeña chispa de ingenio y habilidad para complementar nuestra economía, no
basta con reducir nuestros residuos, porque hay que tener en cuenta que la
reducción, aun siendo uno de los pilares básicos de la eco-eficiencia, no acaba
con el agotamiento y la destrucción de los recursos, solo lo ralentiza.
Reparar. No hay nada lo suficientemente
viejo o estropeado que no se pueda reparar o usar para otro fin.
Regular. Debe haber una regulación, no sólo de la
gestión de residuos, o de los procesos de diseño, sino también de los
mercados, que con sus constantes evoluciones, prisas e inventiva, cuesta mucho
seguir su ritmo buscando ellos mismos siempre la salida de productos que den el
máximo beneficio directo, sin pensar en las repercusiones a corto, medio y
largo plazo. Hemos creado un monstruo, y este es capaz de hacer que
productos potencialmente peligrosos y no regulados tengan una ventaja
competitiva frente al resto.
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