domingo, 17 de agosto de 2014

¡Clama ayuda nuestro planeta!

Reciclar.  Compramos, separamos y tiramos a donde nos dicen. ¿Pero qué pasa antes y después? El libro Cradle to cradle (“De la cuna a la cuna” en español) ponen el ejemplo de una lata de refresco:
El aluminio es otro material valioso pero constantemente infraciclado. La típica lata de refresco consta de dos tipos de aluminio: el casco se compone de una aleación de aluminio, manganeso y algo de magnesio, sin embargo las coberturas y las pinturas, y la parte dura superior es de una aleación de aluminio y magnesio.
El caso papel es un ejemplo claro:
Dado que no fue diseñado pensando en su reciclaje, el papel requiere de procedimientos intensivos de blanqueado, así como otros procesos químicos, para que pueda volver a ser blanco en su reutilización.
El problema ya no recae solo en la calidad de los productos reciclados, sino en el propio proceso de reciclaje.
Otro caso, los hornos de arco eléctrico que reciclan el acero secundario para materiales de construcción son actualmente una gran fuente de emisiones de dioxinas, un triste efecto colateral para un proceso supuestamente provechosos para el medio ambiente.
¿Qué significa infraciclados?
En el reciclaje convencional se funden juntos, produciendo un material más débil, y por tanto menos útil. Los productos suelen ser más débiles y contener mayores aditivos tóxicos para tener una apariencia de producto nuevo.
Reutilizar. Aunque no pensemos en el medio ambiente a la hora de actuar, sale instintivamente guardar el aceite de las patatas fritas para otras comidas, o regalar cuando nos quedan pequeños los zapatos, ropa a nuestro hermano o hermana menor, etc.
Reducir. Plásticos y cartones tenemos en grandes cantidades, residuos que los vamos a utilizar en nuestras casas, con una pequeña chispa de ingenio y habilidad para complementar nuestra economía, no basta con reducir nuestros residuos, porque hay que tener en cuenta que la reducción, aun siendo uno de los pilares básicos de la eco-eficiencia, no acaba con el agotamiento y la destrucción de los recursos, solo lo ralentiza.
Reparar. No hay nada lo suficientemente viejo o estropeado que no se pueda reparar o usar para otro fin.
Regular. Debe haber una regulación, no sólo de la gestión de residuos, o de los procesos de diseño, sino también de los mercados, que con sus constantes evoluciones, prisas e inventiva, cuesta mucho seguir su ritmo buscando ellos mismos siempre la salida de productos que den el máximo beneficio directo, sin pensar en las repercusiones a corto, medio y largo plazo.  Hemos creado un monstruo, y este es capaz de hacer que productos potencialmente peligrosos y no regulados tengan una ventaja competitiva frente al resto.





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